top of page

Artículo

Febrero, mes del amor

¿Cuántas veces hemos escuchado esta frase? Sin embargo no debería ser así, el amor no tiene tiempo, ni fecha de caducidad específica…el amor debe ser permanente y cuidarse día con día.

Se dice que existen distintas clases de amor, por ejemplo, el amor fraternal o el amor carnal.

El amor fraternal se puede dar en su máxima expresión hacia los hijos. Se profesa a los padres, a los hermanos y a los amigos por ejemplo y tiene una carga emocional que nos reconforta, nos da paz, nos da sentido de pertenencia y de responsabilidad. Es desinteresado y nos da sustento en los momentos donde necesitamos equilibrio.

El amor carnal, por su parte, es el que se profesa hacia la pareja, es un amor en donde existen tantos ingredientes como el deseo, la pasión, la adoración, y es en este punto en donde uno vive grandes confusiones. Suele ser intenso, nos da energía y pasión, y lo requerimos para reafirmar nuestra seguridad más profunda y reafirmar nuestros sentimientos más básicos

Algunas personas llegan a creer que se puede “amar” a quien los ha lastimado o los ha humillado, sin embargo esto puede ser cualquier otro sentimiento, MENOS AMOR. Mucha gente lo confunde con la obsesión, con la dependencia, con la necesidad, con los celos, con el egoísmo o la posesión. Y en nombre del “amor” se han hecho grandes atrocidades, incluso, hasta matar “en el nombre del amor”.

Se ha hablado tanto del amor!!!!. Tiene sus vertientes humanas y divinas, y es que este sentimiento es el verdadero motor del ser humano, quien logra experimentarlo puede decir que HA VIVIDO REALMENTE.

Se considera uno de los máximos valores y de donde emanan otras virtudes. El amor verdadero se da espontáneamente, se derrama sin poderlo detener, el amor no se puede controlar ni dosificar, simplemente ... ¡SE DA!, es ilógico, porque existe en un nivel superior.El amor verdadero es NECESARIAMENTE recíproco, cuando no lo es… Es otro sentimiento. La búsqueda del ser humano es ser feliz, y quien es más feliz que el que ama.

Estela Durán Mena, Ph.D.

Tags:

bottom of page